CAFÉ FILOSÓFICO Nº 5 EN EL RASTREL
VIOLENCIA: ¿JUSTIFICADA?
¿COMPROMETIDA? ¿CONDENADA?
“Dicen que en regiones
muy felices de la Tierra, donde la naturaleza ofrece pródigamente
cuanto el hombre necesita para su subsistencia, existen pueblos cuya
vida transcurre pacíficamente, entre los cuales se desconoce la
fuerza y la agresión. Apenas puedo creerlo, y me gustaría averiguar
algo más sobre esos seres dichosos (…) no se trata de eliminar del
todo las tendencias agresivas, humanas, se puede intentar desviarlas,
al punto que no necesiten buscar su expresión en la guerra. Pero con
toda probabilidad esto es una esperanza utópica.” (Freud). ¿Es
utópico, como pensaba Freud, el estado pacífico? Para Luis sí es
utópica la no-violencia, y puso como ejemplo muchas tribus pacíficas
que, aún así, cazan, por que siempre existe un pequeño resquicio
de violencia. Para Ángel la paz es utópica si es de bienestar de lo
que se habla.
Si remitimos a la novela
El señor de las moscas, de
William Golding, vemos cómo el deseo de dominación suprime las
normas éticas y morales que los niños habían acordado lejos de
parecerse a un mundo de adultos. ¿Es innato al hombre el deseo de
dominación? Luis ve esto como una exageración, y nos cuenta cómo
muchos escritores anglosajones recurren a estos tópicos de deseo de
dominación unido a su cultura. Y para ilustrarnos utiliza el último
capítulo de La Naranja Mecánica,
omitido en la película de Kubrick.
Y
si pretendiéramos destruir la violencia ejercida, ¿podría llevarse
a cabo esta destrucción sin ejercer también violencia? Peter
Gelderloos narra en Cómo la no violencia protege al Estado
lo siguiente: “En el mundo actual, los gobiernos y las empresas
sostienen un monopolio casi total del poder, cuyo aspecto más
importante es el uso de la violencia (…) la élite no puede ser
persuadida a través de llamadas a su conciencia. Los pocos
individuos en el poder que cambien de opinión serán despedidos,
sustituidos, desaparecidos o asesinados”. Róber nos pone como
ejemplo el caso de Gandhi. Pero esto genera mucha polémica, ya que
pareció estar involucrado también en ciertos actos violentos. Ángel
1 afirma que la historia la escriben los vencedores, y así ocurrió
también en este caso. Rubén opta por definir primero qué es la
violencia, para él un modo de calificar la acción desde el punto de
vista moral. Luis, en cambio, cree que se puede definir la violencia
más allá de la moral, es el intento por parte de alguien de
intentar que una persona haga algo fuera de su propia voluntad. Para
Maruxa, violencia es intentar pasar por encima, o en el caso del
gobierno, intentar convencer. Rubén puntualiza que la violencia no
es justa en sí, y que también puede ser un tipo de violencia
informativa, la crítica de una conducta. Para Ángel 2, la volencia
está en casi todos los actos del ser humano, ya que se da siempre
que se fuerza a algún individuo a hacer algo que no haría. Luis
insiste en que la mayor violencia que respiramos está en los medios
de comunicación, es difícil luchar contra la publicidad (recomienda
la lectura de Antonio Escohotado) porque tienes que luchar contra tu
propio subconsciente. Se puede entender por tanto la violencia de
varias maneras. Y Maruxa afirma incluso que estamos viviendo dentro
de una dictadura, ya que aunque no veamos muertos en las aceras, sí
vivimos atados. Rubén utiliza este ejemplo para explicarnos que cada
persona tiene una visión diferente de la violencia porque cada
persona parte de un modelo de sociedad. Mariana, por el contrario, no
está de acuerdo con Maruxa. Ella ve el silencio como una de las más
fuertes violencias, y cree que nos hemos liberado de ese silencio
porque en la dictadura que dice Maruxa que estamos viviendo no es
necesario esconderse para leer un libro, o pedirlo a París para que
lo traigan. Para Ramiro el problema mayor es el de la impersonalidad
de la violencia, no que se genere ni se cree, sino la sustitución de
las almas por meras estadísticas.
Pero
pensemos, ¿puede protestar de manera no-violenta quien no tiene
medios para ello? Tras comentar varios ejemplos (revoluciones
Latinoamericanas, caso de las Sufragettes...) se llegó a la
conclusión de que sólo quien tiene medios y algo que perder evita
la violencia. Pero quien ya lo tiene todo perdido, encuentra una
justificación en la violencia, al igual que much@s otr@s...
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