CAFÉ FILOSÓFICO Nº
29
NATURALEZA Y CULTURA
Tras
debatir unos minutos sobre el evolucionismo (diversificación,
ortogénesis, irreversibilidad, etc.), Álvaro planteó una
interesante pregunta: ¿hasta qué punto es independiente la
evolución mental de la sinapsis del cerebro? Y Alejandro presentó
una reflexión sobre la evolución a nivel moral de por qué hoy en
día nos enfrentamos a los mismos problemas de siempre como, por
ejemplo, las guerras.
En
los seres humanos se puede hablar tanto de hominización (bipedismo,
dedo pulgar oponible, hiperdesarrollo del cerebro, desarrollo de
dispositivos anatómicos y fisiológicos para la fonación, infancia
prolongada) como de humanización (desarrollo cultural). Pero, ¿qué
fue antes? – preguntamos. Teodoro afirma que fue antes la
humanización, ya que forma parte de la evolución del hombre, viene
de manera conjunta. Álvaro discrepa, para él fue primero la
hominización, ya que es el proceso que lleva al cambio. A su vez,
Alejandro discrepa con Álvaro, para él tuvo que darse un proceso
anterior que rompe con los cánones clásicos de los animales.
Pensemos por un momento en la relación entre la cerebración mayor
(perteneciente al proceso de hominización) y la fabricación de
mejores instrumentos en el hombre primitivo (perteneciente al proceso
de humanización). La hominización, en este caso, favorece la
humanización; pero la humanización actúa a su vez sobre la
evolución favoreciendo la selección natural (hominización).
Sagrario nos trae un apunte interesante a este respecto, y es el
hecho del lenguaje, se dice lo que se ejecuta. Decir es hacer. Y hay
dos modos de transmisión: los genes y el cerebro. Teodoro aprovecha
para hablar de la humanización como algo que no va antes ni después,
sino que es inherente al hombre, ser consesuente con la evolución.
Hubo un momento en que el animal emepzó a pensar, y eso ya va contra
la naturaleza del propio animal.
Pero
¿cómo ha evolucionado más el hombre: natural o culturalmente? Para
Álvaro es un cómputo, ya que el hombre hace cultura adapatando la
naturaleza a sí mismo. Alejandro, en cambio, nos ilustra con el
ejemplo de suponer que haya un apagón de luz en la ciudad, lo cual
afectaría a la estabilidad y las relaciones sociales. Los seres
humanos, dice, se relacionan en un espacio en el que prescindimos de
lo natural. Sagrario habla de la biofilia de Wilson, en la que se
plantea una ideología sobre el mejor modo de vivir aprovechando los
recursos naturales.
Pero
vayamos un poco más allá. ¿Qué es la cultura? Tras
familiarizarnos con algunas definiciones de Tylor, Malinowski, Marvin
Harris o Jesús Mosterín, Alejandro y Álvaro debaten sobre la
diferencia entre “cultura” y “productos de la cultura”.
Sagrario interviene diciendo que el hombre, desde el mismo momento en
que pone la uña en la arena, ya está haciendo cultura. Y añade que
algunos autores contemplan la cultura como entorno, que parece algo
etéreo pero no lo es. Para Alejandro, podemos entender la cultura
como plataforma sobre la que trabajamos. Las tecnologías van
evolucionando porque cambian rápidamente, sin embargo parece que la
cultura pesa más.
Pero,
¿nos resta felicidad la cultura como decía Freud en su Malestar
de la cultura?
Para Sagrario, claramente sí, y claramente no; dice que la cultura
nos hace felices e infelices y critica el romanticismo de Freud, que
muchas veces parece contradecirse.
¿Y
podría predecirse el comportamiento de una cultura si se conocen sus
normas? Porque según Marvin Harris en Antropología
de la cultura
“Las culturas tienen normas no solamente para regular el
comportamiento sino para romper las normas de comportamiento”.
Álvaro opina que el comportamiento natural surge en espacios donde
no hay normas.
¿Y
cómo saber dónde poner límites éticos a la cultura? Para Teodoro
el comportamiento, en relación con la ética, es algo universal,
todos los humanos saben cómo comportarse independientemente de su
cultura y de si lo cumplen o no. Para Alejandro, de toda cultura
emerge una visión de mundo y no todas las culturas proponen los
mismos sistemas éticos, aunque debería ser obligatorio el hecho de
dar razones de por qué se hace algo o no. Y a propósito de las
razones, dice Álvaro, las culturas que no tienen razón lógica,
¿cómo van a obedecer a la lógica a la hora de razonar?