CAFÉ FILOSÓFICO Nº1 (EL RASTREL)
Por fin, llegó el
esperado día, l@s asistentes fueron, un@ a un@, tomando asiento con
sus consumiciones y con miradas curiosas ojeaban las ocho preguntas
que tenían ante sí. Eran preguntas en las que se exponían dilemas
éticos y problemas de filosofía práctica muy en boga en nuestros
días.
Ángel fue el primero
que quiso contestar a una de ellas “¿En qué se diferencia el
hombre del animal?” Para él, el animal no tiene conciencia.
Alberto, en cambio, afirmó que lo que no tiene es consciencia.
Cochino, por su parte, expuso que los seres humanos tendemos a
anteponer el bienestar de nuestra especie con la única justificación
de sentirnos superiores, llevándonos eso, simplemente, a ninguna
parte. No obstante, Raúl hace hincapié en que hemos de prestar
atención al concepto de justificación, ya que dependiendo del
espacio, del univeso en que nos movamos ciertas demostraciones son o
no son objetivas (ilustró este ejemplo con las paralelas que, en
algunos espacios, nunca se cortan). Citando a Jesús Mosterín, en
Dilemas éticos en la experimentación animal, “Lo
más grave es el carácter no científico del prejuicio especista en
que se sustenta el argumento. El supuesto de que hay un gran abismo
entre los animales humanos y los no humanos, por lo que los primeros
merecerían un respeto moral absoluto, mientras los segundos no
merecerían respeto moral alguno, no tiene nad que ver con la visión
científica del mundo”. Se habló también del experimento Draize
http://www.cienciasinvictimas.com/tipos-de-experimentos/test-de-draize/
y se planteó el dilema entre conocimiento (Bien) y sufrimiento
(Mal), con el consiguiente dilema ético entre curiosidad y
compasión. ¿Cómo medir cuál vale más? Para Ramiro son conceptos
totalmente relativos. Iván, en cambio, opina que habría que cambiar
el concepto “compasión” por el de “respeto”.
Vamos
con otra pregunta “¿A favor o en contra del velo?” Verónica
habló de falta de libertades tomando como referencia a algunas
conocidas suyas musulmanas. Mariana, en cambio, no considera
apropiado tener que opinar en eso si no se es musulmana, y puso como
ejemplo que las occidentales también han tenido que ir aprendiendo
solas con el paso del tiempo. Para Javi, no es tanto una cuestión de
velo sí o velo no, como el trasfondo de lo que se transmite con él.
Para Iván, es algo que depende totalmente de la cultura. Ángel no
considera el velo un problema siempre que sean las mujeres quienes
eligen llevarlo. Mientras que a Esteban le parecen aberrantes las
diferencias que éste genera entre hombres y mujeres. Marina no cree
que se pueda juzjar algo tan fácilmente sin estar inmerso. Y Cochino
no cree que la cuestión sea la prohibición o premisividad del velo
lo verdaderamente trascendental, sino la escala de valores. No es la
imposición del hombre, sino la de la cultura, de la cual los humanos
viven y participan. La cultura, nos dice Cochino, es la mayor forma
de dominación. Diana responde al hecho de no poder juzgar una
cultura si no estás inmerso en ella, y opina que esto es peligroso
porque podríamos llegar al patrón del “todo vale”, mientras que
hay valores que deben respetarse. Para Marcos, el velo no expresa
sino una forma de represión de la sexualidad, así como la barba en
algunos hombres (quienes se afeitan a la hora de encontrarse con su
amante) o la toca en las monjas. En referencia a este tema, se
comentaron dos artículos, uno sobre la prohibición del velo en
Francia por ir en contra de los valores de la República; y otro
sobre una mujer feminista y anticapitalista que había elegido llevar
velo y quería ir al escaño con él si salía elegida en las
elecciones. Como recomendaciones, los autores J. Habermas y A.
Honneth, con La inclusión del otro y
La lucha por el Reconocimiento,
respectivamente.
Para
finalizar, las preguntas “¿Facilitar o no la muerte a una persona
que no esté terminal?” “¿Es necesario estar enfermo para que a
alguien le ayuden a morir si es ésta su voluntad?” Para Alberto,
siempre es el enfermo quien ha de elegir. Pero Verónica nos presenta
un caso en el que el enfermo no pueda elegir, y su familia a veces no
decide lo que éste querría. Ángel nos plantea la pregunta de si el
enfermo es totalmente consciente de que quiere morir o está influído
por algún tipo de locura transitoria, presión social, etc. Llegados
a este punto hablamos de la pendiente resbaladiza y se expusieron las
características que ha de cumplir un caso médico para que se
considere eutanasia, la cual hay que diferenciar del suicidio
asistido. La película Mar adentro,
por ejemplo, no es un caso de eutanasia, aunque nos hayan hecho creer
lo contrario...como en tantas otras muchas cosas, y para eso está la
Filosofía amig@s, para reflexionar, y no simplemente creer...
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