Powered By Blogger

Archivo del blog

sábado, 7 de diciembre de 2013

CAFÉ FILOSÓFICO Nº1 (EL RASTREL)
Por fin, llegó el esperado día, l@s asistentes fueron, un@ a un@, tomando asiento con sus consumiciones y con miradas curiosas ojeaban las ocho preguntas que tenían ante sí. Eran preguntas en las que se exponían dilemas éticos y problemas de filosofía práctica muy en boga en nuestros días.
Ángel fue el primero que quiso contestar a una de ellas “¿En qué se diferencia el hombre del animal?” Para él, el animal no tiene conciencia. Alberto, en cambio, afirmó que lo que no tiene es consciencia. Cochino, por su parte, expuso que los seres humanos tendemos a anteponer el bienestar de nuestra especie con la única justificación de sentirnos superiores, llevándonos eso, simplemente, a ninguna parte. No obstante, Raúl hace hincapié en que hemos de prestar atención al concepto de justificación, ya que dependiendo del espacio, del univeso en que nos movamos ciertas demostraciones son o no son objetivas (ilustró este ejemplo con las paralelas que, en algunos espacios, nunca se cortan). Citando a Jesús Mosterín, en Dilemas éticos en la experimentación animal, “Lo más grave es el carácter no científico del prejuicio especista en que se sustenta el argumento. El supuesto de que hay un gran abismo entre los animales humanos y los no humanos, por lo que los primeros merecerían un respeto moral absoluto, mientras los segundos no merecerían respeto moral alguno, no tiene nad que ver con la visión científica del mundo”. Se habló también del experimento Draize http://www.cienciasinvictimas.com/tipos-de-experimentos/test-de-draize/ y se planteó el dilema entre conocimiento (Bien) y sufrimiento (Mal), con el consiguiente dilema ético entre curiosidad y compasión. ¿Cómo medir cuál vale más? Para Ramiro son conceptos totalmente relativos. Iván, en cambio, opina que habría que cambiar el concepto “compasión” por el de “respeto”.
Vamos con otra pregunta “¿A favor o en contra del velo?” Verónica habló de falta de libertades tomando como referencia a algunas conocidas suyas musulmanas. Mariana, en cambio, no considera apropiado tener que opinar en eso si no se es musulmana, y puso como ejemplo que las occidentales también han tenido que ir aprendiendo solas con el paso del tiempo. Para Javi, no es tanto una cuestión de velo sí o velo no, como el trasfondo de lo que se transmite con él. Para Iván, es algo que depende totalmente de la cultura. Ángel no considera el velo un problema siempre que sean las mujeres quienes eligen llevarlo. Mientras que a Esteban le parecen aberrantes las diferencias que éste genera entre hombres y mujeres. Marina no cree que se pueda juzjar algo tan fácilmente sin estar inmerso. Y Cochino no cree que la cuestión sea la prohibición o premisividad del velo lo verdaderamente trascendental, sino la escala de valores. No es la imposición del hombre, sino la de la cultura, de la cual los humanos viven y participan. La cultura, nos dice Cochino, es la mayor forma de dominación. Diana responde al hecho de no poder juzgar una cultura si no estás inmerso en ella, y opina que esto es peligroso porque podríamos llegar al patrón del “todo vale”, mientras que hay valores que deben respetarse. Para Marcos, el velo no expresa sino una forma de represión de la sexualidad, así como la barba en algunos hombres (quienes se afeitan a la hora de encontrarse con su amante) o la toca en las monjas. En referencia a este tema, se comentaron dos artículos, uno sobre la prohibición del velo en Francia por ir en contra de los valores de la República; y otro sobre una mujer feminista y anticapitalista que había elegido llevar velo y quería ir al escaño con él si salía elegida en las elecciones. Como recomendaciones, los autores J. Habermas y A. Honneth, con La inclusión del otro y La lucha por el Reconocimiento, respectivamente.
Para finalizar, las preguntas “¿Facilitar o no la muerte a una persona que no esté terminal?” “¿Es necesario estar enfermo para que a alguien le ayuden a morir si es ésta su voluntad?” Para Alberto, siempre es el enfermo quien ha de elegir. Pero Verónica nos presenta un caso en el que el enfermo no pueda elegir, y su familia a veces no decide lo que éste querría. Ángel nos plantea la pregunta de si el enfermo es totalmente consciente de que quiere morir o está influído por algún tipo de locura transitoria, presión social, etc. Llegados a este punto hablamos de la pendiente resbaladiza y se expusieron las características que ha de cumplir un caso médico para que se considere eutanasia, la cual hay que diferenciar del suicidio asistido. La película Mar adentro, por ejemplo, no es un caso de eutanasia, aunque nos hayan hecho creer lo contrario...como en tantas otras muchas cosas, y para eso está la Filosofía amig@s, para reflexionar, y no simplemente creer...

No hay comentarios:

Publicar un comentario