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lunes, 7 de octubre de 2013

CAFÉ FILOSÓFICO Nº 15
MEDICACIÓN SIN MEDICALIZACIÓN
Según el Diccionario de Salud Pública, la medicalización viene siendo aquella forma en que el ámbito de la medicina moderna se ha expandido en los años recientes y ahora abarca muchos problemas que antes no estaban considerados como entidades médicas. Pero, ¿cuáles son, por ejemplo, esos problemas? Menopausia, parto, timidez, ansiedad, calvicie, sexo, etc.
Dijo Ivan Illich que “la medicina institucionalizada amenaza la salud”. Y parece que los componentes del Café estaban de acuerdo con él, llegando incluso a afirmar que l@s mayores sólo faltan al médico cuando están enferm@s, pues para ell@s resulta ya una visita habitual. ¿Por qué ocurre esto? Unos dijeron que es porque se sienten escuchados; otros, porque nadie cuida de algun@s de ell@s... No obstante, hay quienes fueron más allá de la ancianidad, y de los médicos, para señalar a quienes se ecuentran relamente detrás de todos éstos. Unas personas con maletines dispuestos a vender productos farmacéuticos a cualquier precio. ¿Y qué mejor que crear una necesidad en torno a la medicina para aceptar la misma sin más preámbulos? Simplemente, porque es necesaria, pero necesaria para todo, para demasiadas cosas diría yo... “En los países desarrollados la obsesión por una salud perfecta se ha convertido en el factor patógeno predominante”. En este apartado del Café se generó un interesante debate sobre lo que es la enfermedad y qué no lo es. Pero aún quedaba mucho tiempo por delante para clarificar el concepto de enfermedad, para determinar las fronteras de hasta qué punto hay que medicar y qué intereses hay de por medio...
Para ello, comenzamos con el visionado de dos vídeos:
  • STOP DSM-la medicalización vulnera los derechos de la niñez
  • El marketing de la locura-vendiendo la enfermedad
Con ello, se estableció en el Café una clara relación entre la oferta de salud y las enfermedades, puesto que no estaríamos afectados por muchas patologías si antes no nos hubieran hecho cree en ellas. Digamos que es como una especie de virus contagioso que nuestra imaginación crea, extiende, y finaliza por somatizar. Parece, por tanto, que existen enfermedades inventadas; y no sólo eso, sino que todas y cada una de ellas sirven para algún fin ideado por el poder: trastorno de hiperactividad (paliar la creatividad de algunos niños), menopausia (últimamente tratada como enfermedad para satisfacer intereses económicos de las farmacéuticas), etc. Quizás habría que establecer algunas diferencias en el plano de la salud, como por ejemplo, el binomio trastorno-enfermedad o sintomatología-enfermedad. ¿Habéis pensado por ejemplo por qué en las farmacias siempre nos dan un remedio para la tos pero no para lo que está produciendo la tos? ¿O por qué un “Almax” es la solución más rápida cuando el dolor de estómago es sólo el fin de una serie de causas que nos ha generado un cierto proceso patológico probablemente producido mucho antes? Soledad Márquez y Ricard Meneu nos advertían en La medicalización de la vida y sus protagonistas: “Cada vez más se define la enfermedad ante simples síntomas o signos, aspectos estéticos, presencia de factores de riesgo o por la probabilidad de padecer en el futuro una enfermedad”.
Además, se llegó en el Café a ciertas comparaciones referentes a los mecanismos de control como los controles de coches en las carreteras, pruebas médicas o o sistema de vacunación. Y finalmente se trató el tema de los partos naturales frente a los medicalizados e incluso algunos casos prácticos referentes a los llamados “niños-medicamento” y el debate en torno a si estos niños son fines en sí mismos o meros medios para conseguir algún fin.
Muchas gracias a tod@s una vez más por vuestra asistencia, y os espero el curso 2013-2014 con más y mejores temas.


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