¿QUÉ ES JUEGO LIMPIO?
Tras introducir el café con algunas históricas y curiosas anécdotas, nos
dispusimos a matizar el concepto de “juego limpio”. Comenzó Álvaro con una
perspectiva sobre las normas, afirmando que el juego limpio tiene que ver con
la moral de cada uno. Y surgió así el tema de la legalidad; ya que está claro
que las normas en el juego existen. No obstante, las opiniones de los
diferentes sujetos hacen que éstas no sean universales. Minutos más tarde
intervino Inés, para quien está claro cómo ha de aplicarse el juego limpio,
aunque coincide con el resto de miembros del café en que habría de ampliarse el
concepto. Tod@s están de acuerdo en que las normas dejan un gran vacío. De
hecho, Margarite va más allá expresando que no existe ninguna norma clara, sino
que cada una puede ser interpretada. Esto plantea un gran problema, puesto que
el deporte como tal debería ser claro. Como ejemplo, haré referencia a un caso
práctico real sugerido por un amigo y ético del deporte, Francisco Javier López
Frías.
Ejemplo: Óscar Pistorius[1]
pide competir en los JJ.OO. de Londres en la máxima categoría. ¿Se le debe
permitir?
María opina que no debería correr de ninguna manera. A lo que Margarite nos
plantea el dilema de si debería ocurrir lo mismo con cualquier sujeto que haya
sido sometido a un trasplante de corazón, ya que éste no sería natural del
sujeto en sí, al pertenecer antes a otra persona. Lo mismo ocurre con la droga,
las transfusiones… ¿dónde está el límite de lo natural? y lo que es más
complejo, ¿cuáles de esos límites acotan el llamado “juego limpio”? ¿Cuándo una
persona deja de conseguir los méritos deportivos por ella misma? Por otra
parte, a la hora de competir, cada uno lo hace dentro de sus diferencias y con
sus características. No es fácil establecer la diferencia entre un sujeto que
se dopa y otro que corre con unas piernas iónicas más fuertes que las humanas.
La cuestión plantea la dificultad de discernir qué es y qué no es una persona
natural. Marcos se atrevió a lanzar un criterio; y es que el corazón (aunque
sea trasplantado) es humano; y las piernas de acero, no. María Jesús apoyó este
argumento basándose en que esas piernas parten de la ciencia, de la técnica. Y
eso, de por sí, da una ventaja ya clara; puesto que uno de los fines de la ciencia y la técnica es facilitar las
funciones humanas. Sin embargo, hay deportes en los que difícilmente se aprecia
una actividad puramente humana, sin influencia de la ciencia, sea el caso del
ciclismo.
Ejemplo: Una muestra de orina demostró que Contador había consumido clembuterol.
Una sustancia broncodilatadora, prohibida por la Unión Ciclista Internacional y
la Agencia Mundial Antidopaje, que no puede ser generada por el organismo
humano. El escalador atribuyó el positivo a intoxicación alimentaria por
ingerir carne de ganado engordado ilegalmente.
Es éste un caso concreto, pero no aislado, ya que todos los ciclistas
llevan tras ellos un equipo que estudia de qué manera aumentar al máximo el
rendimiento de los mismos, y con ello, mejorar sus resultados. ¿Dónde situar,
entonces, el límite si todos ellos ya parten de un nivel superior al que
denominamos natural? Marcos responde que los equipos (de técnicos, científicos)
buenos buscan ciclistas buenos, puesto que será más fácil obtener un mejor
resultado en éstos que en otros peores. Álvaro plantea por tanto el hecho de
que es el equipo el que elige al ciclista, y no al contrario. Parece que no se
es tan exigente en la limpieza de algunos deportes… puesto que no sólo el
ciclismo parte ya de un nivel “menos natural”, sino que en fútbol encontramos
casos tan cercanos como el de Messi, que desde muy pronto siguió un tratamiento
para crecer. Inés cree injusto el deporte profesional en relación con otros
deportes, ya que una buena alimentación, estudiada y recomendada previamente
por especialistas, también puede constituir una ayuda. Añade además que la
competición entre sujetos que cuenten cada uno con sus propios recursos
facilitaría una perspectiva justa en el deporte. Y es que tod@s coinciden en
que el deporte implica valores, pero también opinan que muchas veces terminan
por corromperse con la tendencia competitiva. María Jesús ve una posible
solución a este problema en la distinción entre deporte y ejercicio. Ya que el
placer se puede encontrar perfectamente en el ejercicio, mientras que la
competición a veces (y no con esto quiero decir siempre) puede desembocar en
los efectos justamente contrarios.
Habían entrado ya en juego varios factores, como la competición, la
limpieza, la justicia… ¿pero qué hay del arte? En la Antigüedad, el deporte era
considerado más artístico que actualmente, los deportistas eran los ídolos de
la sociedad. Y en este momento interviene Sagrario articulando su preocupación
por la lucha de identidades que provocan los deportes de masas, propiciando una
agresividad identitaria o identidad agresiva. Marcos añade que, además,
entrenar a alto nivel conlleva riesgos para la salud. Margarite fue más allá y
se implicó de manera personal, diciendo que no querría a su hijo en un equipo
de fútbol. María Jesús opina que este completo desvirtuarse que ha sufrido el
fútbol ha terminado por reflejar lo que ocurre en la sociedad. Es decir,
vivimos en una sociedad cada vez más competitiva donde el deporte es cada vez
más competitivo. Se afirma una identidad que termina en vorágine, donde es la
sociedad la que corrompe el deporte. Marcos y Margarite coinciden en que el
fútbol es el mayor reflejo de esta situación, en la que hay que llegar a ser
bueno desesperadamente, por todos los medios. Y es probablemente, nos afirma
Inés, por el movimiento de dinero que implica. Priman los resultados, y eso
implica dinero, prestigio. Cuando lo que habrían de primar para favorecer el
cambio son los valores. se está produciendo, de hecho, una contra-reacción en
otros deportes como el taichí, la escalada, la natación, el yoga, etc. En todos
los deportes hay una vertiente competitiva, aunque sea con uno mismo, pero
también recreativa. Y esta parte recreativa se pierde, por lo general, cuando
hay dinero en juego.
Concluyendo, si se evita la presión social a la hora de practicar un
deporte, y se lleva a cabo con un espíritu libre, sí se puede hallar el juego
limpio. El juego limpio está en uno mismo. Y cualquiera puede descubrir y
mantener éste en el deporte si lo practica con unos fines sanos, ya sean
recreativos o competitivos, o una mezcla de los dos; pero no el puro beneficio
económico-publicitario-social.
[1] Corredor paralímpico y olímpico
sudafricano con una doble amputación en las piernas. Lleva unas prótesis
transtibiales que le dan una ventaja injusta sobre otros.